Seguidores

sábado, 18 de junio de 2011

¿Destino? Tus lunares.

Desde el espejo retrovisor mirabas mi boca discretamente. Hiciste un pacto con el espejo . Quedásteis en que él me haría llegar tus miradas a cambio de que tú le pasaras un trapo de vez en cuando. Yo miraba tu reflejo y te observaba sin que te enterases. Conducías, atento. Aunque pasabas a propósito por el máximo número de semáforos posibles para poder ver cómo te miraba desde el asiento de atrás. Sonreías tímidamente y acelerabas. Bajé la ventanilla y saqué la cabeza dejando que mis mofletes bailaran por su cuenta y mis ojos se cerraran por la fuerza del viento. Tú reías. Yo te miraba y sonreía tímida. Alcé mis brazos hasta llegar a tocarte y noté cómo el coche aceleraba al mismo ritmo que tus latidos. Estabas nervioso. Yo tranquila. Empecé a jugar con tus rizos y acaricié tus orejas. Dibujé en tu nuca mi nombre. No sabías cómo me llamaba y cuando notaste cómo la yema de mi dedo perfilaba cada letra, paraste el coche. Salí de él y me senté en el asiento del copiloto . Estabas tranquilo. Yo nerviosa. Y con los motores parados y tu pulso relajado, empezaste a contar cada uno de mis lunares. Las cuentas no te cuadraban y los contabas otra vez. Otra vez. Otra vez. Y absorbiste con cuidado el lunar pequeño que tenía en el cuello. Y desapareció. Me lo borraste como cada uno de los que adornaban mi cuerpo y ya no queda rastro . De ninguno.

2 comentarios:

  1. Y si ya no queda ninguno, ahora qué hará? dibujártelos de nuevo? Jaja
    Un beso!

    ResponderEliminar
  2. jajaja no ! lo siguiente serán las pecas :P
    Un beso Imaginativa :D

    ResponderEliminar

Pompas