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jueves, 24 de marzo de 2011

Parte IV

Veo a Mónica dirigirse hacia mí a cincuenta metros. No llevo las gafas puestas ,pero es difícil no verla. Mi querida compañera miopía hace que vea a las personas como bultos andantes y borrosos . Creo que Mónica viste así para ayudarme,así la distingo con facilidad. Es de esas personas que no sabe qué es vestir con colores neutros,y mucho menos que el negro estiliza la figura. Hemos quedado a las cinco en punto en la puerta vieja del centro comercial. Son las seis y treinta y cuatro. Cuando ya está delante de mí veo sus pantalones de pitillo naranja y su chaqueta vaquera de rayas amarilla y verde neón. Ella cree que es una forma de llamar la atención y que sus coloridos (horteras) hacen de imán para los chicos. Qué ingénua.
-Lo siento Ter -así me llaman mis amigas-, llego un pelín tarde.
-¿ Un pelín ? Creo que me ha salido alguna cana. Mira a ver ,anda.
-Sí, por aquí tienes dos,pero te da un toque de mujer madura ,no te preocupes,te hace muy interesante.
Entramos al centro comercial .Mi primer objetivo es conseguir un pintauñas que quede bien con mi nueva camiseta rosa-chicle, así que entramos a Me Encanto y me pongo en su busca . Mientras pruebo los nuevos esmaltes, Mónica se va a la otra punta de la tienda. Oigo su risa desde lo lejos,pero yo sigo concentrada para no salirme de la uña. Odio mancharme los dedos de pintauñas,pero siempre acabo haciéndolo,es algo obligatorio.Alomejor tiene algo que ver que mi pulso parece un polígrafo cuando pone a prueba a algún político.
Veo por el rabillo del ojo que Mónica se acerca con la intención de darme un susto,pero me giro en el momento justo para fastidiar su maléfico plan.
-¡ AH ! ¡ MÓNICA ! ¿ Pero qué te has hecho en la cara ? - En realidad consiguió asustarme. Había usado los pintalabios de la estantería del fondo para pintarse la cara de payasa.
-Ter, ¿a que mola? Forma parte de mi plan imán-irrefrenable-para-tíos-buenos. Así seguro que se fijan en mí.- De eso no cabe duda.
Pago los dos euros que cuesta el pintauñas fucsia y la payasa y yo nos dirigimos a la tienda de sujetadores Melones o Peras.
-¿ Os ayudo en algo , frutitas? - aún se me hace raro que me llamen así las dependientas de esta tienda. Es violento.
-Hola, si, yo quiero sujetadores de la talla cerezas.
-¿Dónde están los de la talla naranjas? - Estoy entre una talla naranjas y una manzanas,pero creo que me cogeré el primero y si sobra algo meteré algún calcetín que otro.
-Seguidme,vamos a sujetar esas frutitas.- Lo sé,suena muy mal.
Nos metemos en los probadores y cada una se dispone a ponerse su sujeta-frutitas. Cuando me quito la camiseta y me desabrocho el sujetador,me miro en el espejo y me quedo un rato observándome las domingas y poniendo morritos.A Mónica no se le ocurre otra cosa que correr sin avisar la cortina de mi probador y media tienda se está riendo descaradamente de mí. A ver, entiendo que es algo gracioso,pero cuando la protagonista eres tú las cosas cambian. Pagamos rápidamente los sujetadores y nos vamos.

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