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miércoles, 5 de febrero de 2014

Efecto mariposa

¿Quién lo diría? A ti, a mí, a este banco.
Si se lo contasen no creería, estoy segura, que sería el lugar protagonista. Que vería mi timidez frente a tus sonrisas, que vería lágrimas, reencuentros, besos y rabia. Que lo elegirías a él para sentarte a esperar a que estuviera dispuesta, y que lo decoraríamos con miradas fugitivas dibujadas con los rotuladores permanentes que son tus pupilas. Miradas que no pierden fuerza, que son contadores de mis decibelios y de cada beso que te regalo para descubrir cuántos caben, en total, en tu cuerpo. Que traería el dulzor que tus besos eclipsan al del melocotón de tus tostadas al desayunar.  
Que si no es por él, la pared de mi habitación, ahora celosa de ti, no podría arañar mi espalda para ganar el protagonismo que te intentan quitar los gemidos del somier. En una cama en la que no sólo se contagian las caricias, donde carcajadas enamoran sonrisas y la relajación que supone soltar todo el aire para después respirar(te). Llenarme de ti, ajena al mundo y al paso del tiempo, con las luces apagadas, las estrellas encendidas, y la vida ...
más plena que nunca.
D.

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