Desayunábamos después de una noche diferente. Nos mirábamos callados por encima de las tazas al beber pequeños sorbos y mojábamos recuerdos en el Cola-cao mientras tus pupilas no se despegaban de las mías más que para mirar de reojo aquel sofá que, horas antes, había sido nuestro cómplice. En silencio nos ofreció un hueco en las horas más oscuras, mientras todo lo demás dormía a nuestro alrededor.
Movías la cucharilla siguiendo ritmos diferentes, queriendo decirme algo a través de un lenguaje inventado que logré entender sin problemas. Me recordabas cada caricia que la noche nos había dado y me contabas cuando aprovechabas cada pestañeo de los demás para dedicarme incontables sonrisas. Cuando nadie miraba. Entonces miré a la manta que nos ayudó a mantener el secreto de cada beso que me diste, y me guiñó para recordarme que hay veces que los sueños se cumplen, aunque duren un día.
Si es que... la noche es para los que sueñan ;) Muuua guapa!!
ResponderEliminarNunca dejo de soñar... ni siquiera cuando estoy despierta ^^.
ResponderEliminar¡¡Muchas gracias!!
:-*
¿Un día...? Ojalá tus sueños duren mucho, mucho, mucho más que eso... A un "para siempre" tendríamos que aspirar todos...
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