Seguidores

martes, 2 de agosto de 2011

Me tumbo despacio en la cama que era nuestra. Que es nuestra y que te espera tanto como lo hago yo. Cada noche la veo más triste. Tira las sábanas al suelo porque ellas aún huelen a ti y no quiere que nada tenga más rastro tuyo que ella. La almohada llora a escondidas y yo me convierto en su mayor apoyo. Se lo debo por todas las noches en las que ha aguantado mis problemas y tragado mis lágrimas. Nunca la pedí permiso para poder abrazarme a ella cuando lo necesitaba. Ahora me doy cuenta de que era egoísta por mi parte. Siempre la he abrazado sin saber si ella quería abrazarme a mí. Así que cada noche la abrazo porque sé que ahora es ella quien lo necesita. Yo aún no me creo que te hayas ido. Sigo viendo tu despertador en tu mesita de noche y siempre creo que cuando suene su asqueroso ruido a las siete de la mañana estirarás el brazo y lo lanzarás contra la pared para callarlo. Siempre creo que al abrir los ojos te encontraré mirando cómo duermo con una sonrisa que siempre consigues contagiarme. Y ahora me tumbo boca abajo esperando a que tu nariz roce mi nuca, delatándote en la intención de darla un beso y recorrer la línea de mi columna sin cansarte. En la cama que era nuestra. Que es nuestra y que te espera tanto como lo hago yo.

Las palabras no saben hablar. Ya es hora de que aprendan de las miradas.

4 comentarios:

  1. Las almohadas siempre quieren que se les abracen, ¿por qué crees si no que son tan cómodas con todo el mundo? x)

    One kiss

    ResponderEliminar
  2. Eso es verdad. :)
    Como ya dije una vez, si me dieran a elegir en qué reencarnarme..sin duda sería una almohada xD.
    Otro beso. :D

    ResponderEliminar
  3. Impresionante, Burbuja... Pero qué triste, ¿no...? Qué cosas que a veces el desamor provoque más emociones que el amor...

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias Juan :)
    Lo único bueno es que no es una historia real (en mi caso,claro).
    ¡Un abrazo! :D

    ResponderEliminar

Pompas