Seguidores

domingo, 15 de mayo de 2011

#1

Estoy sentada en el sillón más viejo del salón. Del salón de tu casa. No sé qué hago aquí, pero mi cuerpo ha decidido quedarse inmóvil y no permitir que me marche. Mis párpados se ven obligados a no pestañear para no perder detalle de nada, aun no habiendo nada que ver. La forma de mis ojos ha dejado de ser almendrada y ahora simulan una esfera perfectamente dibujada. Parecen asombrados. Sin razón , porque lo único que puedo ver es una sosa pared blanca. Nada que ver. Nada de lo que asombrarse.
Tengo la horrible sensación de estar metida dentro del cuerpo de un muñeco. No puedo moverme. No puedo hablar. No puedo pestañear ni mirar hacia otro sitio que no sea esta aburrida pared. No puedo salir de aquí.
Una lágrima que resbala por la mejilla de este maniquí en el que estoy metida es el único movimiento que se ve desde hace varias horas.
Dos horas....
Tres horas....
Cuatro horas....
Y mis lágrimas no dejan de mojar las mejillas de porcelana. Y por más que grite, la boca de mi réplica no se mueve ...


                                                                                                      Continuará ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pompas