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miércoles, 13 de abril de 2011

Una lluvia de miradas repleta de tonos verdosos y un sabor agridulce. Un olor fresco me hace una visita y me lleva después en autobús a algún recóndito lugar de mi memoria que creía perdido. Un teléfono que grita cuando le llamas. Una voz que hace que mis dedos vibren cuando se pierde en el aire exterior y que mis latidos se aceleren sin pedir permiso. Como una manada de mariquitas que trepan juguetonas por mis extremidades ,haces que un lento escalofrío se traslade desde mis pies hasta el último pelo de mi flequillo. Y que miles de descargas eléctricas pongan mi pelo de punta cuando mi nariz se acerca tanto a la tuya. La dulce sensación de peinarte las pestañas con dulzura y despeinarte las cejas en un acto de rebeldía,y que mis pies bailen inconscientemente al son de tus besos. Decirte que mi ombligo es la parte del puzzle que se complementa con tu suave lengua y que mi vientre echa de menos tu cabeza apoyada en él cuando nos dejamos caer en la hierba mojada de ese parque tan especial. O que un cepillo de dientes consiga ponerme celosa por tocar tu boca tres veces al día y una sábana acaricie tu piel ocho horas del tirón,sin interrupciones. Soñar que me convierto en un ejército de gotas que resbalan por tu espalda y saber que tus gafas están tan cerca de tus ojos,sin parar de mirarte,como yo.

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