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sábado, 12 de febrero de 2011

Hoy,en cambio,no desaparece la sonrisa de mi rostro. Sin razón alguna tengo ese entusiasmo que ayer huyó sin más. Pero ,¿hacen falta razones para tener que estar feliz? Al igual que sin razones la tristeza llama a la puerta para hacer una visita,la felicidad también tiene derecho a ser mi invitada, y es muy bien recibida además. Le voy a pedir que coja sus maletas y se quede aquí,conmigo.Y sonreiremos juntas,aparecerá ese brillo en nuestras miradas y saltaremos y gritaremos ¡hasta quedarnos sin voz!

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