Seguidores

domingo, 9 de enero de 2011

Las ocho y trece

"Son las ocho y trece".Aún recuerdo con qué tono me dijo que eran las ocho y trece.Esa tarde hicimos un trato.Me hizo prometer que  pusiera la alarma en mi reloj de muñeca a la misma hora,a las ocho y trece,para que cada día a esa hora al escuchar el tititi de la alarma me acordara de él.Los dos,entre risas, preparamos nuestros relojes a la vez.Lo que empezó como una broma pasó a ser algo importante.Siempre,antes de salir de casa,me aseguraba de que el reloj descansaba impaciente en mi muñeca,esperando a sonar para,en el mismo segundo,a las ocho y trece,juntar nuestros pensamientos en uno solo.Era algo mágico.Él sentía que yo me acordaba de él y yo sentía cómo el sonido de la alarma me avisaba de que él me tenía en su cabeza,con una sonrisa que medía exactamente lo mismo en su boca que en la mía.Las ocho y trece.Lo que él no sabía es que no me hacía falta una alarma ni una hora exacta para recordarle.Tititi.Él estaba presente daran las vueltas que daran las agujas del reloj.Las ocho y trece,siempre serán las ocho y trece.Años más tarde volvimos al mismo parque de aquella tarde.No ibamos allí desde aquél día.Me miró,y ,tras besarme delicadamente,me acarició la cara .Era verano y llevaba una camiseta de manga corta.Cuando me fijé en su reloj me di cuenta de que la hora estaba mal puesta.Miré mi reloj y eran las 7 y media.Volví a fijarme en su reloj.Marcaba las ocho y trece.Él,al darse cuenta de que le miraba fijamente el reloj me lo explicó todo."Sí,marca las ocho y trece.La tarde que pusimos nuestros relojes al mismo tiempo y preparamos las alarmas,al llegar a mi casa me di cuenta de que,fuese la hora que fuese, me acordaba de ti.Al día siguiente,cuando la alarma sonó,quité las pilas al reloj,dejándolo parado en las ocho y trece.Desde ese día,para mi siempre son las ocho y trece."

2 comentarios:

  1. Qué bonito. Adoro ese tipo de cosas. ¡Son tan románticas!.
    Bonita entrada,
    besos!
    María.

    ResponderEliminar

Pompas